Llegir en cas d’incendi
3-12-2014
Jardiel Poncela biografiado por su nieto
Enrique Gallud Jardiel, nieto de Jardiel Poncela, ha
publicado recientemente una biografía de su abuelo
que debería contribuir a un mayor conocimiento de la vida y la obra de un
escritor singular e inclasificable. Jardiel Poncela fue uno de los escritores
de los que oí hablar muy pronto. Mi madre, cuando yo era pequeña, me recitaba a
menudo pasajes muy divertidos de Angelina o el honor de un brigadier y también recuerdo que uno de los primeros
libros que adquirimos en el entonces incipiente Círculo de Lectores fue
El libro del convaleciente. Más adelante escuché opiniones sobre Jardiel para todos los
gustos.
Enrique Gallud nos acerca al hombre a través de una biografía no muy
extensa pero sí sincera y profunda, cosa que no debe ser fácil cuando se
escribe sobre un familiar tan directo. No debía ser fácil tampoco Jardiel, sus
relaciones familiares fueron algo complicadas y también lo fueron las
profesionales. Le tocó vivir tiempos convulsos y los humoristas desacomplejados
e inteligentes solían recibir palos por todas partes. Como tanta buena gente no militante se alegró del final de la
guerra y esos entusiasmos por una paz, fuese la que fuese, se
confundieron con devociones franquistas las cuáles, si existieron, fueron más
bien breves.
Es bien conocido el injusto abucheo con
qué fue recibido en Uruguay, por parte de un público con un gran número de exiliados. Pero tampoco en España las
cosas fueron sencillas y en ello incidieron celos profesionales, cosa habitual
en todos los sectores. La segunda parte del libro entra a fondo en la obra del autor,
impresionante por su diversidad y abundancia. Gallud nos ofrece un estudio
literario que muestra el uso brillante de las figuras retóricas y de todos los
recursos que una lengua en buenas manos, puede generar. Son de agradecer los
fragmentos que aparecen en el libro, muy bien escogidos y que constituyen casi
una verdadera antología jardeliana.
El escritor pertenecía a una familia interesada en la cultura: su madre
fue una muy buena pintora, su padre fue matemático y latinista. Varios de sus
descendientes se han dedicado a la literatura o al teatro, una de las pasiones del
autor y género en el cual consiguió éxitos inolvidables, algunos de los cuáles
se llevaron al cine. Cuesta hoy entender el relativo abandono en qué falleció,
con unos pocos amigos y seguidores fieles al lado, además de la familia, pero
después de traiciones y zancadillas diversas, pequeñas y grandes.
Jardiel Poncela influyó en muchos autores contemporáneos suyos y
posteriores, aunque algunos de ellos no lo hayan querido reconocer. Una gran
parte de los sectores intelectuales que señoreaban los sesenta lo ningunearon,
no se le perdonó haber triunfado en la primera postguerra y la etiqueta de
simpatizante del régimen continuó vigente. Es este un libro imprescindible
tanto para los que ya conocemos a Jardiel, aunque no tanto como sería deseable,
como para quienes buscan encontrar diversión asegurada y una gran fuente
de inspiración en una literatura inteligente. Provocar la risa o la sonrisa es
difícil y el humor verdadero, como el de Jardiel, ha de ser inteligente a la
fuerza. La historia de este escritor es también una parte de
nuestra historia y de la historia de unos tiempos difíciles en los cuáles a
pesar de todo se reía también. Afortunadamente. Ojalá este libro tenga
la difusión que merece, cosa que, en la acutalidad, no es nada sencilla.
Júlia Costa