Reseña de Olga Becerra



Grupo Parnaso
3-12-2014

Invito a leer La risa inteligente escrita por Enrique Gallud Jardiel y de paso le doy mi más sincera enhorabuena por su lectura ágil, ligera y amena.

Me parece un trabajo certero y adecuado desde la elección del título hasta la última de sus letras. Creo que es en definitiva un libro que ya se merecía don Enrique Jardiel Poncela, lleno de reconocimiento y admiración por su manera de llevar ese humor inteligente a los corazones de sus contemporáneos y a los de las sucesivas generaciones que vendríamos después.

Cualquier investigador que se precie, debe contar  al menos con estos tres elementos:

1.         Amor profundo hacia el objeto de estudio. El investigador tiene que acercarse con el suficiente respeto e interés pero con la objetividad del rigor histórico y avalando las teorías con documentación o pruebas que demuestren la veracidad de lo expuesto.

2.         Curiosidad para ir encontrando aspectos que antes no se vieron o no se tuvieron en cuenta (otros llaman a este punto originalidad).

3.         Capacidad de avivar el interés de los demás por aquello que ha estudiado.

Los tres puntos los ofrece Enrique Gallud y los cumple a la perfección con una prosa que sorprende, a la hora de contarnos, por ejemplo, cómo vivió Jardiel Poncela ciertos episodios de su vida, sobre todo en la relación con su madre.  Pero no se limita a ser una biografía, el lector encuentra además el estudio literario de su teatro, tanto en recursos escénicos como en el lenguaje o a la hora de encarar a sus personajes y todo ello bien sazonado con una bibliografía abundante e imágenes que nos acercan a un personaje que revolucionó el humor de manera ingeniosa, audaz y valiente porque tras todos estos atributos existía esa inteligencia a la que alude el título.

Ojalá que este libro sea la puerta de acceso para quienes aún no conocen la obra de Jardiel Poncela. Un autor que sabe despertar sonrisas o carcajadas porque al ser un profundo conocedor del sentir humano y del lenguaje que al fin y al cabo es nuestro vehículo más importante de relación y de comunicación, los maneja a su antojo con una maestría que sigue vigente y que no ha perdido la capacidad de sorprendernos a pesar del paso del tiempo.